ENSAYO DEL 2 DE NOVIEMBRE DIA DE
LOS MUERTOS
La muerte sin duda es parte de la vida de todo ser vivo. El paso de la
vida a la muerte siempre ha causado incertidumbre, temor al ser humano. A lo
largo de los años, en muchas culturas se han generado creencias en torno a la
muerte, logrando desarrollar ritos y tradiciones para venerarla, y honrarla.
La muerte en tiempos prehispánicos fue inclusive sacrificio para la
vida, se sacrificaban vírgenes para que los dioses aumenten sus cosechas,
traigan lluvia, etc.
Por eso es imprescindible que exista un día para honrar a los muertos,
uno especial en el cual poder rendirles un homenaje.
Según la tradición mexicana, el 2 de Noviembre es el día en el que los
vivos y los muertos pueden coexistir, el día en el que pueden sentirlos aunque
no puedan verlos. La Catrina influye en
que esto sea posible, pues ella gobierna el mundo de los Recordados, y su
esposo el de los Olvidados. Por eso cuando un ser que fallece es recordado
permanecerá siempre vivo en ese mundo en el de la Catrina.
Cabe señalar que la celebración del día de los muertos se daba ya mucho
antes en las culturas mesoamericanas y con la llegada de los españoles y su
religión se dio lugar a un sincretismo que mesclo las tradiciones europeas y
prehispánicas, haciendo coincidir las festividades católicas del Día de todos
los Santos y Todas las Almas con la fecha similar del día de los muertos
celebrada por los mesoamericanos.
En tiempos prehispánicos no se creía en la idea del infierno y el
paraíso, el premiar o castigar, por el contrario, ellos creían que el rumbo que
tomaban las almas de los muertos dependía del tipo de muerte que habían tenido
mas no de su comportamiento. Los entierros prehispánicos eran acompañados de ofrendas
que tenían dos tipos de objetos: los que, en vida, habían sido utilizados por
el muerto, y los que podría necesitar en su tránsito al inframundo.
Muchas culturas mesoamericanas creían en la vida después de la muerte,
por eso se enterraba un perro de raza con ellos para que este le ayudase a
cruzar el rio hacia el inframundo.
El vestirse de negro fue una tradición traída por los españoles, pues en
la mañana las clases altas visitaban los cementerios vestidos con sus mejores
trajes en color negro, mientras que en la tarde era el turno de los indígenas.
Además se cree que el alma de los niños regresa el 1 de noviembre y el de los
adultos el 2. Si por razones ajenas a la voluntad de los deudos no pueden
asistir a visitar la tumba de sus seres queridos; ellos recrean junto al
retrato del ser querido un pequeño altar donde colocan las mismas ofrendas que
se colocan en el cementerio, para rendirle el homenaje que merecen.
El 2 de noviembre los mexicanos se reúnen en torno a la tumba de sus
seres queridos, incluso les llevan
serenatas y si son niños juguetes, y dulces; la comida no puede faltar, llevan
pan, fruta, agua y el alimento preferido del difunto. También les llevan flores
y velas, estas últimas de la tradición española que se incorporó a sus
costumbres.
Tal es la fe de los mexicanos a la muerte que inclusive veneran a la
santa muerte y le atribuyen milagros, pues generalmente ruegan por su salud y
la de su familia.
Las tradiciones han ido pasando de generación en generación, aunque a
medida que pasa el tiempo estas tradiciones van cambiando, o modificándose.
Esto se va a evidenciar en lo que describiré a continuación; así como en México
en otros países también se celebra como un gran acontecimiento el día de los
difuntos, en Ecuador por ejemplo existen varios pueblos que realizan ritos
similares a los mexicanos para venerar a sus muertos.
La mayoría de estos pueblos son los indígenas donde sus tradiciones y
costumbres se mantienen.
A aproximadamente 18km de distancia de la Riobamba, en la provincia de Chimborazo,
en el Cantón Colta, en Cajabamba cabecera cantonal de dicho cantón se encuentra
ubicado el cementerio general, en el cual cada 2 de noviembre se conmemora el día
de los difuntos de una manera particular; que rememora los años prehispánicos
desde donde viene la tradición. Como ya se mencionó anteriormente lo que ocurrió
con los pueblos mesoamericanos, la religión católica influyo en cierto modo y
se realizó el mismo sincretismo cultural.
En la vía perimetral al cementerio y la única por la cual se accede se
encontraban los infaltables comerciantes ofrecían flores: naturales y
sintéticas, además gran variedad de alimentos, colada morada, guaguas de pan,
espumilla, frutas, etc.
Acercándose al cementerio se evidencian dos entradas, a primera vista es
un solo cementerio sin embargo esta claramente dividido en dos sectores, no se
dividían en clases sociales, ni por el tipo de grupo étnico al que pertenecían,
pues en su mayoría son indígenas y mestizos, más bien era por el nivel
económico al que pertenecían, esto se evidenciaba en el tipo de acabados tanto
en las tumbas como en los nichos.
A penas se llega al cementerio se ve la gran diversidad de ponchos y
anacos que llenan el cementerio de color, el color negro no es requisito para
ir a visitar a sus muertos, pero el llevar flores y comida sí.
En el lado izquierdo la mayoría tenía su lapida con su nombre y una cruz
en mármol o cerámica, además de que tenían las caminerías bien definidas, en el
lado derecho sin embargo habían caminos que se cruzaban, tumbas que parecían
sobreponerse unas con otras, sin embargo era el lado más alegre pues había
música que acompañaba los visitantes. En medio del campo santo de la derecha se
encontraba la iglesia donde se estaba celebrando la eucaristía en ese momento.
Otros solamente se reunían alrededor de la tumba y oraban.
Los indígenas sobre todo las mujeres van llegando cargados a sus
espaldas unas pequeñas lonas y en baldes la infaltable colada morada, todos
juntos llegan a compartir con sus difuntos. Cabe señalar que con el tiempo
también otro sincretismo cultural se observa; muchos de los dolientes ya no
llevan la colada morada ahora llevan consigo su Coca Cola, Cifrut, u otra marca
que de bebida que se puede adquirir en cualquier tienda.
Lo que si no falta son
las habas, el mote, la fritada, el pollo, las papas y sobretodo el cuy.
Algunos llevan consigo pintura y materiales para ese mismo día limpiar
la tumba de sus difuntos, luego de dicha labor se sientan alrededor de la misma
a compartir los alimentos que traen consigo. El momento se resume a una reunión
familiar.
Muchos llevan recipientes en los que reparten la comida, otros
simplemente extienden una manta y sobre ella se encuentran los alimentos y con
sus manos directamente cogen lo que buenamente pudieren comer. La comida que
más abundaba eran las papas con cuy, indispensable como plato típico de la
zona.
Algo que llamo mucho mi atención fue al fondo en lo más alto del
cementerio dos mujeres ya de edad avanzada sentadas juntas, en medio de ellas
sobre la tierra estaban papas, habas, cuy y un pequeño charco de colada morada,
estas lo contemplaban mientras rezaban.
Otros sobre el montículo de
tierra que cubría la tumba y mezclándolo
con la misma tierra ponían diversos alimentos, generalmente los que en vida le
gustaban más a su ser querido. Se observaba: frutas, pan, habas, papas,
canguil, mote, una presa de algún animal sea pollo o cuy y colada morada
infaltable, en algunas tumbas se veía inclusive ají, para acompañar los
alimentos. También se observaban por ahí unos cuantos perros beneficiándose de
la comida que era para los difuntos.
Sobre algunas lapidas se veían vasos de colada con pan, y en una de
ellas no era colada morada sino una Coca
Cola con el nombre del difunto y su respectivo pan. Es impresionante como la
cultura puede ser tan influenciada.
Muchos además de comer, se sentaban a beber junto al difunto, sobre todo
cerveza, y en otros casos dejaban junto a las lapidas botellas de licor.
Un hecho también muy importante es que cuando caminaba sobre las tumbas
de los difuntos encontré un hueso, específicamente un humero de humano, me
supieron explicar que cuando a muchos muertos ya no se los reclama, y como
necesitan espacio se los saca para enterrar nuevos difuntos en el lugar, sin
embargo me quedo la duda pues dichos huesos son incinerados luego de
desenterrarlos.
Muchas personas que acuden con sus alimentos al cementerio creen sin
dudar que el difunto sale a comer en su día pues es la única fecha en la que
pueden cruzar a nuestro mundo, sin embargo si la comida desaparece de las
tumbas no es necesariamente porque el muerto se levantó, esto se debe a varios
animales que aprovechan el día y a alguno que otro muerto de hambre que acude
al cementerio para calmar su apetito.
Me habían contado como era que los indígenas celebraban el día de los
muertos pero muy diferente es vivirlo, desde la
curiosidad que sentí al ver que llevaban en sus morrales, hasta el ver
como se comparte en unidad alrededor del ser querido. El día de los difuntos es
sin lugar a dudas una de las fechas importantes que se celebran año a año, pero
que a medida que pasa el tiempo van perdiendo importancia o no le dan el valor
que requiere.
Además que por el sincretismo cultural las comunidades pierden su
identidad, fue hasta escandaloso ver por mis ojos pasar en vez de la
tradicional colada morada una Coca Cola u otra bebida de ese tipo. Este
sincretismo se evidencia también en la vestimenta de los indígenas, ya no
llevan su tradicional vestimenta por completo, si bien tienen su anaco ya no
llevan sus blusas tradicionales ahora las cambiaron por chompas de cuero o
blusas a la moda, de igual forma ya no usan zamarros usan pantalones de tela
con su infaltable poncho.